martes, 16 de junio de 2015

Tanto así


Tanto han de extrañarte mi alma y mi cuerpo
Tanto he de añorar cómo me dibujas el amor
Tanto he de ansiar tus explosiones calmadas
Tanto ha de llorar mi piel tus caricias acompasadas
Tanto ha de acompañarme él, ahora, en mis tardes de domingo lluviosas.
Sin embargo ...
Ese amor aún es falto de mimos pasmosos,
de cálidas levitaciones.
Tanto has marcado mi piel y mis entrañas, que aún te metes en ellas sin haberte llamado.

jueves, 11 de junio de 2015

Palabras sueltas... ¿y qué tal?

Noche de media luna y estás de pie, en el mirador de mi casa.
Llamo tu atención al entregarte una copa.
Te gusta el vestido negro y los tacones rojos que llevo puestos.
Fijas tu mirada en la mía, hasta que el azul de tus ojos se difumina con el verde de los míos.
Te apartas por un instante, contemplas el centro de mi boca, tu centro de atención ahora.
Mojas tu dedo índice, con el vino de la copa, y luego delineas mis labios...
Te acercas y tu boca y se funde con la mía, como en aquel sueño en el que me alegraste.

lunes, 8 de junio de 2015

Domingo


Estas ganas de besarte que me mojan los labios
estas ganas de domingo contigo
estas ganas de abrazos a contraluz
estas ganas que tienen mis manos de pasar por tu pecho
estas ganas, en fin, de consentirte un rato.

Si supieras

Por fortuna desconoces todo lo que imagino.
¿O será infortunio? Tal vez…
Es que si supieras que he detallado tu paso ligero
e imagino que soy tu dirección.
Es que si conocieras que cuando te veo mover las manos
las imagino dibujado mi espalda y se pierden en el espacio y el tiempo.
Es que si al menos se te pasara por la cabeza
que  cuando tomas la música que escucho,  imagino que esas notas de jazz suenan mientras estás al frente mío, dibujando mis labios con tus ojos.
Es que si estuvieras al corriente …
tal vez ese día que tomaste el relicario que llevo en el cuello 
hubieras jugado al cíclope conmigo.

Mandato

Vuélvete roca
y deja que mi vaivén se choque contra ti.
Conviértete en olas
y llega a cada una de las orillas de mi playa.
Házte daga
y clávate en mis oscuridades e incertidumbres.
Deja de hablarme con la profundidad de tus ojos y...
¡Bésame de una vez por todas!

Sonido - acrílico sobre madera


Boda - acrílico sobre madera


Placer - acuarela


Pedro. Britto by Mika. Acrílico y marcador sobre lienzo.


Blues





¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho,
así tenga mil transeúntes a mi alrededor y nos separen kilómetros de distancia,
puedo sentir cómo se va mezclando su ritmo con nuestras pieles, enredadas en abrazos.

 ¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho,
se interpolan las imágenes de tu ojos jugando al cíclope con los míos.

¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho en el tranvía,
viene a mi mente tu torso cubierto de blanco y yo desapunto, con mi boca, cada uno de los botones de tu camisa.

¡Y cómo no gustarme el Blues! si me recuerda la madrugada
en la que nuestras sombras fueron una sola y acabamos con la incertidumbre de la lejanía.

Tríptico animal print - acrílico sobre madera




¿Pedaleamos juntos? Tinta y acuarela


Batman - tinta y acuarela


Te dejo

Esta vez no busco un espacio contigo
no te escribo cartas, ni mensajes instantáneos.
Te dejo de buscar en mis listas, en mis preferencias.
Esta tarde de semana te dejo de añorar entre mis sábanas
y no te preparo el café con galletas, que tanto degustabas, después de tus jornadas cansadas.
Te dejo tus lecturas grabadas,
tus fotografías profundas,
tus ausencias represadas.
Te dejo tu barrio, el que compartimos en íntima locura.
Voltea, aquí te dejo un pedazo de mí.

Migajas

Este amor está hecho de migajas,
de los recuerdos gastados que hay en mis nostalgias,
de las escenas jamás vividas ni por vivir
que se crean en mi mente.
Este amor está hecho de migajas,
las que quedan cuando me visitas después de tus viajes cansados,
las que sobran luego de tus palabras confusas
y tus evasiones constantes.
Este amor está hecho de migajas
y yo aún espero tus besos
detrás de la puerta de mi casa.

En el Mediterráneo

Esa tarde comenzamos lento, con un beso, mis bragas negras desconceptuaron el recorrido que tus manos llevaban por mi rostro. Llegaste  a mi humedad y te detuve. Saqué el libro Rayuela, de Cortázar, y comencé a susurrarte al oído. Tus manos, con desespero, leían mi cuerpo con la misma cadencia que yo iba degustando este fragmento, del capítulo siete:

“Toco tu boca, con un dedo voy tocando el borde te boca... "

Interrumpiste la lectura que te hacía; tomaste mis manos y me llevaste al lugar más claro de la habitación, de allí se divisaba el Mediterráneo. Te paraste frente a mí -al fondo el mar - y con tu pasión resuelta, me creaste con la lente de tu cámara.

Luego dejaste tu cámara y fuiste por la bandeja de frutos secos y salados, que estaba en la cama, en la que me tendiste. Hiciste un camino salino desde mi Venus hacia mis pechos y te comiste uno a uno esos frutitos, deleitosa mezcla que se fundía en mis caderas y mi sexo. Ahí, jugueteaste con tu lengua hasta que te di un mordisco en una de tus orejas. Tu  daga, inquieta, buscaba mis profundidades y, contigo abajo, nuestros placeres danzaron.

La petit morte comenzó a entrometerse entre nosotros y, con respiraciones agitadas, me llevaste a la esquina de la habitación donde terminamos ese amor…


Aún hoy, cuando recuerdo esa tarde en Mediterráneo, se humedecen mis ganas por ti.

Melancolía

En mis labios tengo el amargo que deja tomar un galón de vinagre,
en mis brazos siento un frío que atraviesa la piel y me paraliza,
en mis piernas arrastro las plomadas de estos años a cuestas,
en mi cama me tiendo desnuda, espero tu abrazo
en mis sueños caigo al lodo
en el amanecer,
mi cuerpo se vuelve hierro
volteo a mi diestra, y tú estás  suspendido,

en una dimensión que ya no es la mía.