lunes, 8 de junio de 2015

Blues





¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho,
así tenga mil transeúntes a mi alrededor y nos separen kilómetros de distancia,
puedo sentir cómo se va mezclando su ritmo con nuestras pieles, enredadas en abrazos.

 ¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho,
se interpolan las imágenes de tu ojos jugando al cíclope con los míos.

¡Y cómo no gustarme el Blues! si cuando lo escucho en el tranvía,
viene a mi mente tu torso cubierto de blanco y yo desapunto, con mi boca, cada uno de los botones de tu camisa.

¡Y cómo no gustarme el Blues! si me recuerda la madrugada
en la que nuestras sombras fueron una sola y acabamos con la incertidumbre de la lejanía.

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