viernes, 3 de julio de 2015

Deshabitada


Nuevamente enfrentada a una página en blanco, como mi vida, en blanco.

Hoy sin rumbo, sin claridad.
Un peso en el pecho que sofoca mis respiraciones,
unas ganas contenidas de gritar.
Paredes grises y un puesto de trabajo aniquilado por la rutina, por mentes cercenadas.
Las náuseas, acompañando la quietud de mi cuerpo y la aceleración de mi mente.
Me detengo, salgo a la fuente y miro las montañas de este lugar,
un lugar que no me pertenece.
Hoy nada es mío
Ni este cuerpo que habito, ni esta alma que llora.
Al final de la tarde espero tu abrazo
No dirás nada, tal vez, dirás mucho… no sé
Me aviento a la sombra, a la incertidumbre

No digas nada, contenme, solo contenme.

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